Helechos y abedules sobre el verde pasto

  Empoderé aquellos rincones que mi lengua no nombra. Adquirí vicisitudes en tus reproches. Mentí , sin embargo, siempre fui fiel. Me enseñaste la virtud del desapego con exigencias, aún doliéndome los cristales de tus palabras. Me entretuve entre pasos descalzos, y de puntillas despiste algún que otro beso en tu otra mejilla. Y si te acercas , sigo apostando al caballo ganador. Y cuando te digo que me olvides , hasta los bigotes de mi almohada deciden agradecerte una mañana. Y se me hace difícil borrar una imagen , bueno , tu cálida y efímera imagen. Y en un instante , en tan solo un sigiloso batir de alas, te pierdes como cualquier noche de diciembre. Es entonces cuando te vas y mi cuerpo , ronco de ganas , decide nombrarte. Ahora, ya, es demasiado tarde. 

  La maestría de una certeza  el sabor de un pescado a la plancha  el capote de nuestra entereza el sol y la arena, tu cancha La angostura de tu cintura  la piel que se desmaya en tu cuerpo  el aroma de tu sabor a frescura la ley del sexto mandamiento  El nudo de mar en la garganta la textura sin sabor y sentido  La triste magia de un sórdido viento Palpar de puntillas tu manta y notar que tengo sed,  porque aún no te he bebido  P.D.- De un 11 de agosto en coñil y de un veraneo “jabalí” . Señoras de antena 3 que hacen la ballerina pronto 😜

Dónde se habrá metido el silencio , entre tanta nocturnidad. Me arroja al suelo tu vestido mientras mis párpados descansan Y en el día, mi alma potencio entre la inquieta tranquilidad. Mi quién, sin haberse ido mientras mis zapatos se cansan Permítete saltar al abismo abrazar todas mis entraña perder, sin haber caído Déjate de ilusionismos dando color a las pestañas, queriendo, sin haber querido.