Helechos y abedules sobre el verde pasto

El humo camina por el tejado Como la cerveza sobre tu rostro  La ciudad se ensordece por el relente El agosto febril quiso quedarse Y el frío abrazaba a cada transeúnte  Los ripios sonaban a gloria  Majestuosa estampa la de tu cuerpo donde descarrila el tren de tu campaña y se dibuja tu esfera de este a oeste Escurridizo sea tu cuerpo inacabado Que toque melodía de un mañana Y tenga una razón para quererte  Lejos, distante, callada e hiriente Como si en una línea divisoria  No tuviera a nadie a quien alerte

La noche cae y el relente le acompaña. La felicidad hace tiempo que llega tarde. El corazón entre sístole y diástole, está dejado a la razón. Conviene atrapar esas liturgias del deseo y esas charlas que dan camino a un nuevo amanecer. Me acerco, quizás no aproximas a ver que en ese crepúsculo ,    me dabas un contorno de un hoy para mañana. Sería capaz de dibujar tu silueta de un solo modo, descifrar tu esclarecida mirada en un desayuno, quedarme sin sístole ni diástole en la emoción que me produces. Quisiera entrar en el hueco de tu nombre,aunque tú no lo sepas. Poco a poco, adentrándome en el recodo de tus palabras. Y en la suavidad del marrón de tus ojos, hasta que tus jadeos produzcan mi sonrisa. Quisiera que todas mis derrotas llegaran al final de tu espalda. De esta forma, yo no escribiría versos, y tú no apretarías la sístole y diástole de mi cama. Todo será fácil, tú me enseñas, y yo aprendo. Tú te vuelves y yo revoloteo contigo. ¿Accedes a un día sin pasado en est

Hubo un tiempo en el que los abrazos Eran de balas de plata y barricadas Y el agua recorría de pronto entre lazos Donde la compañía eran sueños de almohadas Yo no sabía que la luz tenía trincheras Y que las alcobas serían cristales rotos Yo no sabía que en cada una de mis primaveras Te faltaba la valentía de adornar mi cama Cuéntame después de tanto entre tanto Si en tu sobriedad dijiste te quiero Y en tu embriaguez no quisiste contar  Las cosas que contar yo no quiero Hubo un tiempo, en el que quise perder la partida Y me encontraba en cualquier vuelta de la vida Con mil cosas que decir, y un alma  Que tiene mejores puntos de vista  Y la piel, ávida de instinto ,me ha enseñado A olvidar un mal recuerdo entre deseadas madrugadas Donde el frío se apaga dentro de un cuerpo Y los besos hacen de mí, un verde cristal.

Tus palabras tienen aliento de prisa , mientras las palabras de algún viejo conocido cobran vida : Recuerdo aquella sórdida estación,desolada e irónica ,donde veía como cada domingo pararse el tren. Naufragios de un domingo devastador y de un lunes sin tormenta. Cuantas lágrimas se embaucaron en el ayer, sin saber que el raíl por donde caminaba sería un pasto trashumante. Conocí a fieles adheridos a sus letras , a personas que sin hablar lo callaban todo y a hermanos de sangre pero sin boca. Y sin querer, el calendario sigue sumando canas en la dulce vertiente del desenfreno, como una daga cristalizada, como el verso que se escribe a tiempo. Y a día de hoy, no hay razón que suscite un enfado , ni piedra que construya una muralla. Y en este preciso instante, si tienes un Segundo, no existe hogar más cálido que las tardes de un domingo.