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Mostrando entradas de noviembre, 2016

PARAÍSO DE MUJER

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PARAÍSO DE MUJER Hace tiempo que no me sentaba junto a ella. Hace años que alardeaba de desearla, de sentirla junto a tierras arcillosas y vacilar sobre el rebalaje. De sentir la frialdad con la que me hace entrar en calor y, de hablarle en los sigilos hasta que la sed de la madrugada me lo permitiese. Cuando ella se quita su ropa, se acerca, y me habla de un mañana, yo tiro piedras al aire. Quiero tenerla tan cerca, sentirla tan dentro, que ya forma parte de mi. Sin distancia, sin tiempo y sin ganas, cuando las tinieblas y la claridad cubren mi rostro, ahí está. Es una gran compañera de viaje y de camino, sobre todo cuando se desnuda y me hace sentir su afonía en silencio. Cuando fija su ocelo sobre mi torso y me enreda en el recreo de lo que algunos dioses, - si es que existen-, llaman paraíso. Me sigue de cerca, es capaz de contar mis pasos y cuando caigo en otras redes me acompaña, hasta el punto que me vuelve a enamorar. Ya rendida, tiendes tu cuerpo sobre la cama y la a

MI CUERPO AÚN TE NOMBRA

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MI CUERPO AÚN TE NOMBRA He intentado versionar la lluvia sobre tu rostro, lo fugaz sobre tu calle y lo infinito en los lunares del cielo. Me he perdido en la parada del viento de levante, en la arena del entusiasmo de tu principio y en el proyecto del verso de tu carne. He pensado mil veces en desnudarte sin dejar paso a sol, y que nadie se adelante. He intentado tanto, que si mi boca se equivoca, con tu "irisación" y mi piel, mi cuerpo aún te nombra

LA VOZ

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LA VOZ Parece que llueve y el armario no tiene ganas de cambiar de ropa. Sea invierno o verano, las ganas son siempre las mismas. Ni el frío, ni el calor es capaz de cambiar las mantas, las raíces embisten a una voz de ultratumba. Para cuando el otoño lo sepa, las castañas habrán perdido su fuego y el verano su brisa...Que nada obligue y todo sea una bonita sonrisa. Qué nunca se apague tu voz

VIEJO LOCAL

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VIEJO LOCAL Una entrada en un viejo local, una tarde fría de mayo, una sombra en la sed del paladar, un ahora un porqué y un cuándo Una nueva puesta de sol en las medidas urgentes de tus labios. De inviernos se tiñe la cruel razón, atrincherando gélidos arrabios. ¡Qué nadie mande en tu corazón, porque de besar ya te has cansado!

DIME, NIÑA.

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DIME, NIÑA Alumbra al anochecer una candela que enaltece los riesgos y las uñas dime niña, si enrojecer quieres la ventana que cada noche se cierra La sombra se esconde en tu plazuela al observar el arco de tus pezuñas dime niña, si un vendaval prefieres perfilando la raíz de tu propia tierra Al viento le arranque todo tu aroma a tu noche le pedí el consentimiento a mi frío lo escondían tus horas ¡Dime niña!, que si mi boca te nombra y mi alma no desprende pensamiento junto a ti, aún brillan las auroras