A DESPENSAS

"Aquellos tiempos cuando parecía que siempre era verano, y se atrasaban los relojes, los padres, entonces tenían demasiada prisa y nosotros no queríamos llegar a casa"



A DESPENSAS

Se ha perdido el licor tierno de la infancia, los deberes de ratos de oficina, el olor a tierra mojada. Se han olvidado de salir el sol y la luna, tan frágiles, tan malitos, tan tuyos, tan nuestros. Se ha perdido todo, y es que todo sigue tan igual, que parece que el ayer no acaba, que la noche no culmina cuando lloras en el hombro de la luna, que la luz no desaparece de esos ojos a veces cansados, y otras tan llenos de recetas y poemas, que dificultan el traspaso de lo traslucido a la ebullición. Se ha perdido la cama, el ayuno de bocadillos rellenos de aceite, el juego de niños que se buscaban a escondidas. Se ha ganado los horarios incumplimentados, los cuentos en espacios de recreos, los papeleos con gotas de arco iris. ¡Pero se ha ganado tanto tiempo en ese reloj, que sólo nos regala una par más de arrugas! Y las hemos usado, malgastado, utilizado. Les hemos dejado un espacio para crecer junto a nuestra piel más íntima. Y ahí están, intentando revivir las horas que se nos escaparon, los minutos que fueron fugaces entre nuestros dedos, la declaración de cuerpos deshabitados. Pero no se van, no se alejan, no se marchan. Y la boca se convierte en un desierto de palabras secas, en donde ellas van y vuelven, y más tarde, mueren. Y no sé, lo que se ha ganado o se ha perdido. Aún así he abusado del olor a tierra mojada, de los gyn tonic en horas de oficina. He abonado mis labios, incluso, veo incumplimentados los pétalos del arco iris. Y ahora sé, cuándo se gana y cuánto se pierde.

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