¿Y ahora qué?






Recuerdo algunas tardes de domingo,rodeada de mis perros ,que podía llamar por su nombre. ¡Todo era tan distinto!. Alentaba la mañana sin despertador. Yo aún me comía las uñas, y las mañanas sonaban a canto. Recuerdo a mi padre , como otro hombre cualquiera hubiera hecho, amodorrarse a un transistor e inventando canciones. ¡Qué inocente era !. Los pastos de domingo sonaban a gloria, y éramos creyentes, pero no practicantes. La práctica fue nuestra mejor unión . Yo era joven, pequeña y rebelde y siempre atendía a la misma canción . Algunos domingos eran tan abruptos, como un lunes de verano, sin embargo,tenían sabor a eterna melodía . Solía pasear creyéndome que volaba , y volvía a la tierra con alaridos. Mi señora madre, seguía en casa, adornando cualquier recodo de aquiescencia. Adelantando un bocadillo en la mañana . Después del paseo, de las fantasías y del  ratoncito Pérez, tocaba volver. El agua corría por los sumideros , la sobriedad era un rebaño. Y a ti , a ti te tocó crecer. Me adentré sin querer en veredas traseras, vi como los lobos eran carne y la ciencia una enredadera. Sumé calendarios a destiempo atajando momentos. Embauqué alcobas de otras bocas, que cantaban la misma canción y que , y que...

Aún recuerdo aquellas tardes de domingo, ¡mamá cógeme otra vez! Y ahora , ahora suena tan distinto.

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