Los naranjos florecen


Intentamos 
adelantarnos al crecimiento natural y cuando uno se hace mayor,  a través de las pieles, de los triunfos , de caminos que nunca llegan a casi ninguna parte, es el momento de retroceder. Nos creemos que podemos naufragar en islas desiertas con placeres afrodisíacos, que nos comemos la tierra que pisamos podando cada una de las oportunidades, que nunca es demasiado tarde y que en el mañana no existe un hoy. Afrontamos las vicisitudes como un hecho favorable, como si la justicia de un Dios cualquiera existiese. Pero nos aferramos a creer que nunca es demasiado tarde. Detrás de todo esto , la vida sigue . Como las leyes y los cobardes, que no se atreven a dar un paso en falso. Cerca de todo, ahí estás tú. Intentando rescatar esos barcos hundidos, sin ni siquiera atreverte a pensar que quedan muchas tierras por conquistar. Fuiste tú, quien me dió las alas, y fuí yo, quien aprendió a volar. Ahora, cuando el reloj aprieta y el limonero vespertino arde, la Mañana despierta.  ¿ y cuántos despertares vencí a tu lado ?.

Amigo, amiga , no pierdas ese preciado momento, donde la sonrisa alimente tu rostro, y dónde tu rostro sea la mejor sonrisa . Lejos de todo no existe nada, ni  tampoco nadie, ¡VIVE!. Que si las cosas perduran , es porque hay agua que las alimente, y lo demás son malas hierbas. Y después de todo, hasta en la peor primavera , los naranjos florecen.

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